Lejos de lo que podía pensarse, la cuestión agraria en Chiapas no es un tema agotado en la práctica social en tanto que constituye el vértice de problemas asociados con los ámbitos de lo político y lo religioso, y con expectativas de producción económica, social y cultural de una población campesina que cada vez más numerosa en cantidad. Los ejemplos de los últimos años muestran cómo se han ido extendiendo los conflictos en torno a la tierra y los matices que éstos adquieren según los casos y las regiones, e ilustran muy bien la complejidad del problema. Las tensiones en las comunidades campesinas son muy profundas, al grado que propician hechos de sangre. La crisis económica, la pobreza y la falta de opciones en el empleo, aunadas a las viejas prácticas políticas de corte corporativo, siguen generando gran inconformidad en el campo. Hasta el momento, los campesinos sólo tienen dos vías para la supervivencia: mantenerse en el agro pidiendo apoyos del gobierno y presionando para tener una parcela o emigrar hacia el norte del país y a los Estados Unidos; esta última, una opción que cada vez tiene más partidarios.
LA TIERRA EN CHIAPAS
DANIEL VILLAFUERTE SOLÍ


